Viernes 8 de Noviembre de 2013
Tema: Auf dem Seemannsgrab da blühen keine Rosen Artista: Männerchor Moordorf
Y vamos a explorar algo característico de una cultura. En una película, que no hemos podido volver a ubicar, la protagonista mientras camina por una ciudad alemana reducida a escombros en la guerra dice “Los alemanes cantamos cuando estamos alegres, y cantamos cuando estamos tristes”.
Y para entender esto les pedimos que escuchen el tema de hoy. Los esperamos.
Como verán es una tradicional canción alemana. Divertida y con un ritmo pegadizo. El tema es que hay que pensar que lo que hoy llamamos Alemania siempre fue una zona de conflicto. Siempre había alguien con una actitud poco constructiva por la zona. Romanos, turcos, hunos, rusos, franceses, austríacos, suecos, españoles. No hay gente que no se agarrara a espadazos o cañonazos en esa parte de nuestro mundo. Los alemanes han tenido que reconstruir sus pueblos y ciudades tantas veces que aburre. Y si se iban a poner de mal humor cada vez, no serían el país que son.
Y la historia viene por el lado justamente de la II Guerra Mundial. El acorazado Scharnhorst fue hundido en la llamaba Batalla del Cabo Norte. Allí el Scharnhorst se enfrentó a 13 naves enemigas, entre ellas el acorazado Prince of York que era muy superior en tamaño en una batalla épica que duró más de siete horas. El barco se hundió disparando hasta el último momento, la última comunicación de su capitán a la tripulación fue “En este momento les estrecho la mano a cada uno de Ustedes”. Ningún oficial sobrevivió al hundimiento.
De una tripulación de 1.968 hombres, al otro día barcos alemanes solo pudieron recuperar 36. Cientos habían sobrevivido al hundimiento pero al retirarse los barcos ingleses la noche anterior la mayoría murió de frío, durante esa gélida noche del 26 al 27 de Diciembre de 1943 en el Atlántico Norte.
El barco en cuestión ha sido considerado como muchos como el barco de guerra más elegante que jamás navegó. Y hasta el día de su hundimiento los alemanes lo llamaban el “Lucky Scharnhorst” porque había tenido mucha suerte en sus campañas anteriores.
Y nuestra historia se cierra recordando que los barcos de rescate registraron que ubicaron a los sobrevivientes a la otra mañana porque cantaban una vieja canción alemana. Y en este día se la dejamos pensando que es cierto que “Sobre la tumba del marinero, no florecen las rosas”.
Peace. Peace. Out.
WEG
Y para entender esto les pedimos que escuchen el tema de hoy. Los esperamos.
Como verán es una tradicional canción alemana. Divertida y con un ritmo pegadizo. El tema es que hay que pensar que lo que hoy llamamos Alemania siempre fue una zona de conflicto. Siempre había alguien con una actitud poco constructiva por la zona. Romanos, turcos, hunos, rusos, franceses, austríacos, suecos, españoles. No hay gente que no se agarrara a espadazos o cañonazos en esa parte de nuestro mundo. Los alemanes han tenido que reconstruir sus pueblos y ciudades tantas veces que aburre. Y si se iban a poner de mal humor cada vez, no serían el país que son.
Y la historia viene por el lado justamente de la II Guerra Mundial. El acorazado Scharnhorst fue hundido en la llamaba Batalla del Cabo Norte. Allí el Scharnhorst se enfrentó a 13 naves enemigas, entre ellas el acorazado Prince of York que era muy superior en tamaño en una batalla épica que duró más de siete horas. El barco se hundió disparando hasta el último momento, la última comunicación de su capitán a la tripulación fue “En este momento les estrecho la mano a cada uno de Ustedes”. Ningún oficial sobrevivió al hundimiento.
De una tripulación de 1.968 hombres, al otro día barcos alemanes solo pudieron recuperar 36. Cientos habían sobrevivido al hundimiento pero al retirarse los barcos ingleses la noche anterior la mayoría murió de frío, durante esa gélida noche del 26 al 27 de Diciembre de 1943 en el Atlántico Norte.
El barco en cuestión ha sido considerado como muchos como el barco de guerra más elegante que jamás navegó. Y hasta el día de su hundimiento los alemanes lo llamaban el “Lucky Scharnhorst” porque había tenido mucha suerte en sus campañas anteriores.
Y nuestra historia se cierra recordando que los barcos de rescate registraron que ubicaron a los sobrevivientes a la otra mañana porque cantaban una vieja canción alemana. Y en este día se la dejamos pensando que es cierto que “Sobre la tumba del marinero, no florecen las rosas”.
Peace. Peace. Out.
WEG