Viernes 12 de noviembre de 2021
Tema: Alte Kameraden Artista: Andre Rieu
Y se combinan varios factores:
Y uno recuerda que leyó sobre un estudio que hizo un oficial Canadiense destacado en Europa durante y post Segunda Guerra Mundial. No podemos citarlo ahora porque no lo encontramos, pero se lo prometemos. No es (otro) un invento.
Con sorpresa, este hombre descubrió que siendo que en 1944 Alemania estaba ya derrotada en ambos frentes, y no había duda sobre el desenlace ¿por qué seguían peleando los soldados alemanes? Hay que pensar que el 50% de las bajas alemanas militares y civiles sucedieron en el último año de la Guerra. O sea que si Alemania se hubiera rendido en junio de 1944, una vez que se sabía que el desembarco de Normandía estaba establecido, se hubieran evitado casi un millón de bajas alemanas y un año más de destrucción sistemática de ciudades, caminos, fábricas…
Y estos hombres, muchos de ellos de 17 o 18 años, o de 50 o 60 años, seguían peleando … ¿por la ideología Nacionalsocialista? ¿Por el Führer? ¿para proteger a la gran Alemania?
No.
La enorme mayoría seguía peleando para no fallarle a sus camaradas. Porque si vos te rendías, quedaba uno menos para ayudar a tus compañeros de sección. La estadística demostraba que cuando se obligaba a los soldados a pelear con extraños (en la desesperación se armaban “Gruppen” o grupos de emergencia) que por ejemplo se los bajaba del tren camino a sus regimientos, o se los sacaba del hospital, o se hacía rejunte de restos de unidades decimadas, las rendiciones trepaban significativamente. El pequeño grupo de hombres que venían peleando desde 1939 eran su nueva familia. A veces quedaban solo uno o dos de los originales, pero con los años iban “adoptando” a los nuevos. Que si no se adaptaban, se los pasaba a otro grupo. O te unías, o te ibas, o tenías un “accidente” (nada personal, por supuesto)
El ser humano es gregario. Busca pertenecer a un grupo. Y en una situación extrema como el combate, ser parte de un grupo o unidad de no más de 10 hombres era crítico. Por algo la base de la estructura militar romana era el “Contubernium”. Cuando Roma organiza su ejército profesionalmente por las reformas de Cayo Mario allá por el siglo II ADC, se decide que la menor unidad de una legión eran… 8 hombres. Cualquier similitud con los pelotones modernos, no es coincidencia. Esos 8 hombres compartían el lugar para dormir (había 6 camas porque siempre 2 estaban de guardia así que todos usaban todas las camas incluyendo piojos, liendres, etc), compartían la mula, el esclavo que preparaba la comida, tenían su propia moledora de trigo para hacer harina del trigo que le daban, en fin era una pequeña familia.
Los contubernios (palabra aún hoy usada para definir grupos cerrados) se agrupaban en centurias (así llamaban porque la comandaba un centurión, no porque fueran 100. Eran 10 cohortes = 80 soldados más oficiales), estas a su vez en cohortes y estas en Legiones.
O sea que ya desde los romanos se habían dado cuenta que la gente se maneja mejor en las crisis si está entre grupos reducidos. Si se conocen. Si son… camaradas.
Sin querer, o mejor dicho sin ganas, de comparar trabajar en un estudio profesional con enfrentarse a germanos, galos, partos, cartaginenses y tooooodos los otros con los cuales se pelearon los romanos, lo cierto es que lo que queda, lo que te hace seguir, lo que más duele perder es la camaradería.
Ver como cada uno se va desgranando en búsqueda de su destino es obvio. El autor se fue tres veces, y tres veces volvió. NO recomiendo el sistema. Pero aunque se vayan a lugares mejores el sabor es agridulce. Porque lo mejor que te deja un grupo humano, sea que nos juntamos para trabajar, jugar al fulbo, discutir libros, tomar cerveza (especialmente), o defender el terraplanismo, el objetivo final es secundario. Lo importante es la gente que uno conoce.
Por eso, y deseándole a Jorge “laburo 20hs” G, a Nico “Vos no tenés suerte porque no me consultás a mí” S, y a varios otros que siguen otra ruta que nunca olviden a los camaradas, no existen los excamaradas, nos damos el gusto de volver a nuestras raíces y poner un tema de André Rieu. Que a todo esto volvió a posponer su concierto en Uruguay, ahora es en 2022! Las entradas las compramos en 2020, por suerte son electrónicas llegaban a ser de papel y ya estarían amarillentas.
Alte Kameraden fue compuesta allá por 1889 por el compositor militar Carl Teike. Cuando el presentó, su jefe le dijo que tenían muchas marchas y que la queme. Se enojó, dejó ese regimiento, y la terminó vendiendo a un publicista. En poco tiempo se transformó en, probablemente, la marcha militar más conocida y usada en el mundo. Como contamos en https://www.esviernes.com.ar/24062011.html el ejército Alemán le regaló la marcha al Argentino a cambio de la Marcha de San Lorenzo.
Después de ambas guerras fue prohibida por su connotación militar, hoy día se la reconoce como una marcha dedicada a una de las mayores virtudes que puede tener un ser humano. La camaradería.
Tanto es así que en el año 2013 André Rieu en su pueblo natal Maastricht (en Países Bajos por supuesto) no dudó en tocarla para un público de ingleses, belgas, franceses, de todo el mundo. Y nadie se ofendió ni lo vio como una reivindicación militarista alemana. Porque no lo es.
Normalmente no se canta la canción completa, porque es larga, pero suelen usarse siempre las dos últimas estrofas.
- Tenemos asado de cumpleaños de una Viernera, y hay que llegar para el entretiempo de Argentina-Uruguay
- El autor tiene abstinencia de André Rieu. Puede ser que desde noviembre de 2019 que no ponemos al maestro???? https://www.esviernes.com.ar/01112019.html
- En estos días, varias personas de que me merecen el mayor de los respetos han abandonado la firma donde trabaja el autor y donde nos conocimos.
Y uno recuerda que leyó sobre un estudio que hizo un oficial Canadiense destacado en Europa durante y post Segunda Guerra Mundial. No podemos citarlo ahora porque no lo encontramos, pero se lo prometemos. No es (otro) un invento.
Con sorpresa, este hombre descubrió que siendo que en 1944 Alemania estaba ya derrotada en ambos frentes, y no había duda sobre el desenlace ¿por qué seguían peleando los soldados alemanes? Hay que pensar que el 50% de las bajas alemanas militares y civiles sucedieron en el último año de la Guerra. O sea que si Alemania se hubiera rendido en junio de 1944, una vez que se sabía que el desembarco de Normandía estaba establecido, se hubieran evitado casi un millón de bajas alemanas y un año más de destrucción sistemática de ciudades, caminos, fábricas…
Y estos hombres, muchos de ellos de 17 o 18 años, o de 50 o 60 años, seguían peleando … ¿por la ideología Nacionalsocialista? ¿Por el Führer? ¿para proteger a la gran Alemania?
No.
La enorme mayoría seguía peleando para no fallarle a sus camaradas. Porque si vos te rendías, quedaba uno menos para ayudar a tus compañeros de sección. La estadística demostraba que cuando se obligaba a los soldados a pelear con extraños (en la desesperación se armaban “Gruppen” o grupos de emergencia) que por ejemplo se los bajaba del tren camino a sus regimientos, o se los sacaba del hospital, o se hacía rejunte de restos de unidades decimadas, las rendiciones trepaban significativamente. El pequeño grupo de hombres que venían peleando desde 1939 eran su nueva familia. A veces quedaban solo uno o dos de los originales, pero con los años iban “adoptando” a los nuevos. Que si no se adaptaban, se los pasaba a otro grupo. O te unías, o te ibas, o tenías un “accidente” (nada personal, por supuesto)
El ser humano es gregario. Busca pertenecer a un grupo. Y en una situación extrema como el combate, ser parte de un grupo o unidad de no más de 10 hombres era crítico. Por algo la base de la estructura militar romana era el “Contubernium”. Cuando Roma organiza su ejército profesionalmente por las reformas de Cayo Mario allá por el siglo II ADC, se decide que la menor unidad de una legión eran… 8 hombres. Cualquier similitud con los pelotones modernos, no es coincidencia. Esos 8 hombres compartían el lugar para dormir (había 6 camas porque siempre 2 estaban de guardia así que todos usaban todas las camas incluyendo piojos, liendres, etc), compartían la mula, el esclavo que preparaba la comida, tenían su propia moledora de trigo para hacer harina del trigo que le daban, en fin era una pequeña familia.
Los contubernios (palabra aún hoy usada para definir grupos cerrados) se agrupaban en centurias (así llamaban porque la comandaba un centurión, no porque fueran 100. Eran 10 cohortes = 80 soldados más oficiales), estas a su vez en cohortes y estas en Legiones.
O sea que ya desde los romanos se habían dado cuenta que la gente se maneja mejor en las crisis si está entre grupos reducidos. Si se conocen. Si son… camaradas.
Sin querer, o mejor dicho sin ganas, de comparar trabajar en un estudio profesional con enfrentarse a germanos, galos, partos, cartaginenses y tooooodos los otros con los cuales se pelearon los romanos, lo cierto es que lo que queda, lo que te hace seguir, lo que más duele perder es la camaradería.
Ver como cada uno se va desgranando en búsqueda de su destino es obvio. El autor se fue tres veces, y tres veces volvió. NO recomiendo el sistema. Pero aunque se vayan a lugares mejores el sabor es agridulce. Porque lo mejor que te deja un grupo humano, sea que nos juntamos para trabajar, jugar al fulbo, discutir libros, tomar cerveza (especialmente), o defender el terraplanismo, el objetivo final es secundario. Lo importante es la gente que uno conoce.
Por eso, y deseándole a Jorge “laburo 20hs” G, a Nico “Vos no tenés suerte porque no me consultás a mí” S, y a varios otros que siguen otra ruta que nunca olviden a los camaradas, no existen los excamaradas, nos damos el gusto de volver a nuestras raíces y poner un tema de André Rieu. Que a todo esto volvió a posponer su concierto en Uruguay, ahora es en 2022! Las entradas las compramos en 2020, por suerte son electrónicas llegaban a ser de papel y ya estarían amarillentas.
Alte Kameraden fue compuesta allá por 1889 por el compositor militar Carl Teike. Cuando el presentó, su jefe le dijo que tenían muchas marchas y que la queme. Se enojó, dejó ese regimiento, y la terminó vendiendo a un publicista. En poco tiempo se transformó en, probablemente, la marcha militar más conocida y usada en el mundo. Como contamos en https://www.esviernes.com.ar/24062011.html el ejército Alemán le regaló la marcha al Argentino a cambio de la Marcha de San Lorenzo.
Después de ambas guerras fue prohibida por su connotación militar, hoy día se la reconoce como una marcha dedicada a una de las mayores virtudes que puede tener un ser humano. La camaradería.
Tanto es así que en el año 2013 André Rieu en su pueblo natal Maastricht (en Países Bajos por supuesto) no dudó en tocarla para un público de ingleses, belgas, franceses, de todo el mundo. Y nadie se ofendió ni lo vio como una reivindicación militarista alemana. Porque no lo es.
Normalmente no se canta la canción completa, porque es larga, pero suelen usarse siempre las dos últimas estrofas.
Ob in Freude, ob in Not,
Bleiben wir getreu bis in den Tod. Trinket aus und schenket ein Und laßt uns alte Kameraden sein Sind wir alt, das Herz bleibt jung, Schwelgen in Erinnerung. Trinket aus und schenket ein Und laßt uns alte Kameraden sein |
Whether in joy, whether in need,
We remain faithful unto death. Drink up and pour again And let's be old comrades. Even if we are old, the heart stays young, Delighting in memories. Drink up and pour again And let's be old comrades. |
Para que vean el pequeño coro que armó André ese año: https://www.youtube.com/watch?v=XPi1hf618Xw
A todos los camaradas que tuvimos, que todavía tenemos y por los que vendrán, esperamos que les guste.
Peace. Kameraden. Out.
WEG
Peace. Kameraden. Out.
WEG