Viernes 28 de julio de 2017
Tema: Gran Vals Artista: David Russel
Y no es secreto para nadie que al autor de estas líneas le gustan los valses. Y de los mejores, el Gran Vals de Tárrega.
Francisco de Asís Tárrega Eixea (1852-1909) es considerado un músico revolucionario, que llevó a la guitarra acústica de ser un instrumento popular a transformarse en la guitarra clásica, integrante de la música sinfónica al nivel de otros instrumentos de cuerda de mayor abolengo como el violín y la viola.
Cuando era chico tuvo un accidente (en verdad la chica que lo cuidaba se cansó de que lloraba y lo tiró a una acequia…) y se temía que quedara ciego. Por ello su padre, que era bedel (portero le diríamos) quería que aprendiera música pues eso era algo con lo cual un ciego se podía ganar la vida en la España de fines del siglo XIX. Pero la familia era muy pobre, Francisco aprendió a tocar la guitarra en la calle, enseñado por un mendigo ciego (motivación de carrera que le dicen), luego empezó a tocar en bares, en la calle, por monedas.
Varias veces se escapó de su casa siendo niño, y el padre lo tenía que ir a buscar a otras ciudades (vivían en Madrid) y para pagarse los pasajes de vuelta… Francisco tenía que tocar la guitarra!
Lo cierto es que se mezcló con gitanos, vida de bares y bohemios, hasta que le dieron a elegir: un mecenas le pagaría una educación musical seria, tocando el piano como correspondía a un músico de calidad, o a la calle con los gitanos. Eligió los gitanos…
Hasta que en 1922, como siempre, la cruel realidad se impuso al romanticismo y entró al Real Conservatorio de Madrid a estudiar en serio. Pero logró imponerse en transformar la guitarra en un instrumento clásico.
En 1822 se casa y por problemas económicos (coincidencia?) vuelve a Barcelona donde se codea con unos tipos llamados Isaac Albéniz, y Pablo Casal entre otros. O sea ya estaba en la pesada.
Sus obras hoy son fundamentales no solo en la música española sino en el repertorio clásico y son elemento de estudio de cualquier guitarrista serio.
Lo que les va a llamar la atención del sublime Gran Vals, es que van a darse vuelta a mirar a quién le está sonando el celular. O van a mirar el suyo si tienen un Nokia. Porque los compases 13-16 del solo de guitarra son el así llamado “Nokia ringtone”.
Nokia reconoce la autoría de esos compases, pero no pagó un céntimo por ellos porque a) no hay herederos de Tárrega y b) el derecho de autor ya había prescripto. Su música es de uso público, siendo ya de por sí universal.
Sus obras maestras son Recuerdos de la Alhambra, Capricho árabe, Lágrima y sus Preludios. Su música reúne elementos tradicionales de la música española, fuerte influencia árabe, uso exquisito de silencios que muestra su preparación clásica y por otro una frescura y tendencia al arabesco que proviene de sus días de músico callejero que tenía que hacer firuletes para ganarse el mango.
En la versión del guitarrista David Russell, quien ha grabado las obras completas de Tárrega, y es considerado uno de sus intérpretes más eximios. Esperamos que les guste.
Las chicas de GUP, la escuela de Saint Gloriana, con su Churchill y un Matilda. Y su té, por supuesto.
Francisco de Asís Tárrega Eixea (1852-1909) es considerado un músico revolucionario, que llevó a la guitarra acústica de ser un instrumento popular a transformarse en la guitarra clásica, integrante de la música sinfónica al nivel de otros instrumentos de cuerda de mayor abolengo como el violín y la viola.
Cuando era chico tuvo un accidente (en verdad la chica que lo cuidaba se cansó de que lloraba y lo tiró a una acequia…) y se temía que quedara ciego. Por ello su padre, que era bedel (portero le diríamos) quería que aprendiera música pues eso era algo con lo cual un ciego se podía ganar la vida en la España de fines del siglo XIX. Pero la familia era muy pobre, Francisco aprendió a tocar la guitarra en la calle, enseñado por un mendigo ciego (motivación de carrera que le dicen), luego empezó a tocar en bares, en la calle, por monedas.
Varias veces se escapó de su casa siendo niño, y el padre lo tenía que ir a buscar a otras ciudades (vivían en Madrid) y para pagarse los pasajes de vuelta… Francisco tenía que tocar la guitarra!
Lo cierto es que se mezcló con gitanos, vida de bares y bohemios, hasta que le dieron a elegir: un mecenas le pagaría una educación musical seria, tocando el piano como correspondía a un músico de calidad, o a la calle con los gitanos. Eligió los gitanos…
Hasta que en 1922, como siempre, la cruel realidad se impuso al romanticismo y entró al Real Conservatorio de Madrid a estudiar en serio. Pero logró imponerse en transformar la guitarra en un instrumento clásico.
En 1822 se casa y por problemas económicos (coincidencia?) vuelve a Barcelona donde se codea con unos tipos llamados Isaac Albéniz, y Pablo Casal entre otros. O sea ya estaba en la pesada.
Sus obras hoy son fundamentales no solo en la música española sino en el repertorio clásico y son elemento de estudio de cualquier guitarrista serio.
Lo que les va a llamar la atención del sublime Gran Vals, es que van a darse vuelta a mirar a quién le está sonando el celular. O van a mirar el suyo si tienen un Nokia. Porque los compases 13-16 del solo de guitarra son el así llamado “Nokia ringtone”.
Nokia reconoce la autoría de esos compases, pero no pagó un céntimo por ellos porque a) no hay herederos de Tárrega y b) el derecho de autor ya había prescripto. Su música es de uso público, siendo ya de por sí universal.
Sus obras maestras son Recuerdos de la Alhambra, Capricho árabe, Lágrima y sus Preludios. Su música reúne elementos tradicionales de la música española, fuerte influencia árabe, uso exquisito de silencios que muestra su preparación clásica y por otro una frescura y tendencia al arabesco que proviene de sus días de músico callejero que tenía que hacer firuletes para ganarse el mango.
En la versión del guitarrista David Russell, quien ha grabado las obras completas de Tárrega, y es considerado uno de sus intérpretes más eximios. Esperamos que les guste.
Las chicas de GUP, la escuela de Saint Gloriana, con su Churchill y un Matilda. Y su té, por supuesto.
Peace. Ring. Out.
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