Viernes 17 de abril 2020
Tema: Queen of the Night Artista: Florence Foster Jenkins
Y por fin llegó el viernes Bizarro. Creemos que los adelantos de esta semana fueron un preparativo adecuado para un Viernes que los va a dejar, como diría nuestro seguidor Luiggi “me confirman” F: “boquiabiertos, patitiesos y cabizbajos”
Primero pusimos un tema de Jhony Tolengo el personaje de Juan Carlos Calabró. El personaje si hizo tan popular que tuvo su propia película en 1987 “Jhony Tolengo el majestuoso”
Primero pusimos un tema de Jhony Tolengo el personaje de Juan Carlos Calabró. El personaje si hizo tan popular que tuvo su propia película en 1987 “Jhony Tolengo el majestuoso”
Además de aparecer en otras películas, el tema tiene el mayor homenaje popular que puede recibir una canción en la Argentina. Ni que Martín Fierro ni ocho cuartos (de donde vendrá eso..?), se usa como canción de cancha!!!
Que alegría que alegría ole ole olá
Que alegría,
Que alegría,
Ole, ole, ola,
Vamos River todavía, Que esta para ganar,
Todos de la cabeza, Haciendo descontrol,
Solo te pido River,
Que vos salgas campeón.
El día que me muera,
Yo quiero mi cajón,
Pintado rojo y blanco,
Como mi corazón...
Que alegría,
Que alegría,
Ole, ole, ola,
Vamos River todavía, Que esta para ganar,
Todos de la cabeza, Haciendo descontrol,
Solo te pido River,
Que vos salgas campeón.
El día que me muera,
Yo quiero mi cajón,
Pintado rojo y blanco,
Como mi corazón...
Que lindas épocas se vivían en la cancha cuando lo más peligroso era que te robaran la billetera. No un cascotazo o un tiro en la cabeza.
Luego recordamos “Llamen a Moe” El solo hecho que lo cante Gustavo Cerati ya te da escalofríos. Y no fue el único que estuvo en el show en vivo: Alejandro Lerner, Lito Vitale y Juan Carlos Baglieto, Natalia Oreiro, Victor Heredia… todos estuvieron.
Inolvidables sus versiones de “Puente de la Noria”, “Tengo un pu*o en la terraza”, “Cuando pase el hervor”. “No voy con Shemp” también del supuesto grupo Los 3 Chiflados, “El hare krishna está en la yeca” Demostrando que nadie hace mejor los grotescos que los argentinos, especialmente si no hay presupuesto.
Creo que de “Pizza conmigo” dijimos todo lo que había que decir. Solo queda agregar que el Gordo también cantó en serio. Un Viernes tendrá su versión de "Shima Uta"
Ayer, cumpliendo el pedido de nuestra querida seguidora María ”Ausländerin” O nos atrevimos a poner la versión de “Resistiré” de Zulma Lobato. Tengan en cuenta que hasta para hacer un adelanto hay que escuchar el tema varias veces. Varias.
Habíamos prometido fotos de Zulma Faiad y de Nélida Lobato, y vamos a cumplir. Pero no nos animamos a comparar semejantes minones esculturales con la pobre Zulma actual.
Luego recordamos “Llamen a Moe” El solo hecho que lo cante Gustavo Cerati ya te da escalofríos. Y no fue el único que estuvo en el show en vivo: Alejandro Lerner, Lito Vitale y Juan Carlos Baglieto, Natalia Oreiro, Victor Heredia… todos estuvieron.
Inolvidables sus versiones de “Puente de la Noria”, “Tengo un pu*o en la terraza”, “Cuando pase el hervor”. “No voy con Shemp” también del supuesto grupo Los 3 Chiflados, “El hare krishna está en la yeca” Demostrando que nadie hace mejor los grotescos que los argentinos, especialmente si no hay presupuesto.
Creo que de “Pizza conmigo” dijimos todo lo que había que decir. Solo queda agregar que el Gordo también cantó en serio. Un Viernes tendrá su versión de "Shima Uta"
Ayer, cumpliendo el pedido de nuestra querida seguidora María ”Ausländerin” O nos atrevimos a poner la versión de “Resistiré” de Zulma Lobato. Tengan en cuenta que hasta para hacer un adelanto hay que escuchar el tema varias veces. Varias.
Habíamos prometido fotos de Zulma Faiad y de Nélida Lobato, y vamos a cumplir. Pero no nos animamos a comparar semejantes minones esculturales con la pobre Zulma actual.
En el año 1973, ambas compartieron cartel en la revista “Escándalos”, en el renovado Teatro El Nacional de Avenida Corrientes. Supuestamente la guerra de egos fue tal, que el entonces dueño Alejandro Romay inventó un “cartel giratorio” porque ninguna de las súper vedettes aceptaba ir segunda, ni debajo ni a la derecha, de la otra.
Uno hoy se pregunta cuánto habría de cierto de la pelea, y cuánto era publicidad. Lo cierto es que eran dos esculturas vivientes.
No me creen?
No me creen?
Nélida Lobato empezó su carrera en Santiago de Chile, pasó por Las Vegas, el Lido de París, hasta volver a Buenos Aires como la sucesora de Nélida Roca, considerada la primera súper vedette argentina. Junto a su entonces marido y coreógrafo Éber Lobato armaron grandes revistas durante los 70s y 80s, la época de oro del teatro de revistas argentino y sudamericano. Murió muy joven a los 47 años de cáncer hepático.
Zulma Faiad era, y es, una belleza muy muy especial. También llamada “la turquita” por su apellido (para los argentinos cualquier cosa del medio oriente que no fuera judía era “turca”) era más conocida como “la lechuguita”. Gracias a una publicidad de Aceite La Malagueña, “el aceite que da gusto” Zulma ni letra tenía, pero aparecía bailando vestida de lechuga (para esa época semidesnuda, para hoy casi de monja) y un tipo disfrazado de tomate le dice a otro disfrazado de ají “A esa lechuguita no le falta nada” Sí, le faltaba Aceite la Malagueña.
Pero es linda en serio. Siempre con una sonrisa cómplice, más bien adusta, lograba combinar simpatía con un sex-appeal (se podrá siquiera usar ese término hoy??) que realmente destomataba a cualquiera.
Zulma Faiad era, y es, una belleza muy muy especial. También llamada “la turquita” por su apellido (para los argentinos cualquier cosa del medio oriente que no fuera judía era “turca”) era más conocida como “la lechuguita”. Gracias a una publicidad de Aceite La Malagueña, “el aceite que da gusto” Zulma ni letra tenía, pero aparecía bailando vestida de lechuga (para esa época semidesnuda, para hoy casi de monja) y un tipo disfrazado de tomate le dice a otro disfrazado de ají “A esa lechuguita no le falta nada” Sí, le faltaba Aceite la Malagueña.
Pero es linda en serio. Siempre con una sonrisa cómplice, más bien adusta, lograba combinar simpatía con un sex-appeal (se podrá siquiera usar ese término hoy??) que realmente destomataba a cualquiera.
Pordio. Para algo sirvió recordar a Zulma Lobato.
Con esta colección de temas bizarros, que encuentran en https://www.esviernes.com.ar/adelantos-y-desvarios llegamos al viernes.
Y habiéndonos pareciendo imposible superar el bizarrerío argento, nos tuvimos que ir al exterior. Y al siglo pasado.
Florence Foster Jenkins fue una socialite (lo que acá llamaríamos una miembro de familia patricia, alta sociedad) que tocaba muy bien el piano. En 1885, a los 17 años se escapó de su casa y se casó con un médico de 33 años (horror) que de paso le contagió sífilis. De alguna manera eso la hizo enojar y supuestamente se divorció. Aunque nunca pudo mostrar certificado alguno y siguió usando el apellido Jenkins toda su vida.
Se ganaba la vida dando clases de piano (dado que se había lastimado el brazo y su carrera de pianista estaba truncada) hasta que en 1930 su madre fue tan amable de morirse (el padre había muerto en 1909 sin perdonarle su pecado) dejándole una cómoda fortuna.
Eso le permitió dedicarse a su pasión, el canto lírico. Se consideraba soprano, tomó clases, ensayó, se entrenó. Pero como tantas veces decimos eso de “con perseverancia y esfuerzo sacarás alas, volarás y lograrás cualquier cosa que quieras” es verso. Lo que Natura non da, Salamanca non presta.
Era horrible. Técnicamente era perfectamente desafinada. Totally flat. Pero como sus fiestas eran muy buenas, y cantaba para círculos reducidos de amigos ella estaba convencida que cantaba bien. Cole Porter, Lily Pons, Sir Thomas Beecham y hasta el mismísimo Enrico Caruso se contaban entre sus fans.
Una deliciosa definición de lo que era escucharla cantar la dio un tal William Meredith que un recital de Jenkins: "was never exactly an aesthetic experience, or only to the degree that an early Christian among the lions provided aesthetic experience; it was chiefly immolatory, and Madame Jenkins was always eaten, in the end."
Pero la pobre Florence seguía convencida que cantaba bien. Mientras sus pianistas tenían que dejar los dedos en las teclas intentando seguir sus errores de tempo, de métrica, de verseo. Pero no podían lograr que afine. Además, a pesar de los encarecidos pedidos de los mencionados pianistas y sus verdaderos amigos, Florence insistía en “interpretar”, más bien destripar, arias complicadas que dan trabajo hasta a las verdaderas sopranos…
La debacle llegó el 25 de octubre de 1944. A los 76 años Florence se convenció que cantaba suficientemente bien para hacer un espectáculo para el gran público. Ella misma alquiló el Carnegie Hall y para esta altura se había escuchado hablar tanto de ella en sus reuniones privadas que no solo vendió la sala llena que además quedó gente afuera.
Concurrieron amigos, estrellas, su amiga Lily Pons fue con su marido Andre Kostelanetz que hasta le compuso una canción para la velada. Pero, y siempre hay un pero, además concurrieron periodistas y críticos…
Pasó lo que tenía que pasar. Su actuación fue memorable, y acorde a sus antecedentes. La gente terminó convencida que era una actuación cómica, se rieron y aplaudieron a rabiar, según la leyenda tuvieron que sacar a una famosa actriz en brazos de lo tanto que se carcajeó, y al otro día los críticos la defenestraron. Y bueh, en verdad tenían razón. Y eso que estaban en guerra.
Para peor, la ya desvariada Florence en grado 3 de la sífilis había pensado que los aplausos eran para su voz, en serio. Solo 5 días después de su debut y despedida tuvo un ataque cardíaco y murió un mes después en su suite del Hotel Seymour. La teoría es que su enfermedad tenía que ver con su incapacidad de notar que desafinaba, ya que la sífilis es una enfermedad neurológica progresiva. Además, produce demencia. Lo peor es que la pobre Florence era feliz en su mundo. Para suerte o desgracia del mundo, Florence grabó a su propio costo 5 discos 78 con 11 arias y canciones. De sus mejores (ouch) obras según ella.
Con esta colección de temas bizarros, que encuentran en https://www.esviernes.com.ar/adelantos-y-desvarios llegamos al viernes.
Y habiéndonos pareciendo imposible superar el bizarrerío argento, nos tuvimos que ir al exterior. Y al siglo pasado.
Florence Foster Jenkins fue una socialite (lo que acá llamaríamos una miembro de familia patricia, alta sociedad) que tocaba muy bien el piano. En 1885, a los 17 años se escapó de su casa y se casó con un médico de 33 años (horror) que de paso le contagió sífilis. De alguna manera eso la hizo enojar y supuestamente se divorció. Aunque nunca pudo mostrar certificado alguno y siguió usando el apellido Jenkins toda su vida.
Se ganaba la vida dando clases de piano (dado que se había lastimado el brazo y su carrera de pianista estaba truncada) hasta que en 1930 su madre fue tan amable de morirse (el padre había muerto en 1909 sin perdonarle su pecado) dejándole una cómoda fortuna.
Eso le permitió dedicarse a su pasión, el canto lírico. Se consideraba soprano, tomó clases, ensayó, se entrenó. Pero como tantas veces decimos eso de “con perseverancia y esfuerzo sacarás alas, volarás y lograrás cualquier cosa que quieras” es verso. Lo que Natura non da, Salamanca non presta.
Era horrible. Técnicamente era perfectamente desafinada. Totally flat. Pero como sus fiestas eran muy buenas, y cantaba para círculos reducidos de amigos ella estaba convencida que cantaba bien. Cole Porter, Lily Pons, Sir Thomas Beecham y hasta el mismísimo Enrico Caruso se contaban entre sus fans.
Una deliciosa definición de lo que era escucharla cantar la dio un tal William Meredith que un recital de Jenkins: "was never exactly an aesthetic experience, or only to the degree that an early Christian among the lions provided aesthetic experience; it was chiefly immolatory, and Madame Jenkins was always eaten, in the end."
Pero la pobre Florence seguía convencida que cantaba bien. Mientras sus pianistas tenían que dejar los dedos en las teclas intentando seguir sus errores de tempo, de métrica, de verseo. Pero no podían lograr que afine. Además, a pesar de los encarecidos pedidos de los mencionados pianistas y sus verdaderos amigos, Florence insistía en “interpretar”, más bien destripar, arias complicadas que dan trabajo hasta a las verdaderas sopranos…
La debacle llegó el 25 de octubre de 1944. A los 76 años Florence se convenció que cantaba suficientemente bien para hacer un espectáculo para el gran público. Ella misma alquiló el Carnegie Hall y para esta altura se había escuchado hablar tanto de ella en sus reuniones privadas que no solo vendió la sala llena que además quedó gente afuera.
Concurrieron amigos, estrellas, su amiga Lily Pons fue con su marido Andre Kostelanetz que hasta le compuso una canción para la velada. Pero, y siempre hay un pero, además concurrieron periodistas y críticos…
Pasó lo que tenía que pasar. Su actuación fue memorable, y acorde a sus antecedentes. La gente terminó convencida que era una actuación cómica, se rieron y aplaudieron a rabiar, según la leyenda tuvieron que sacar a una famosa actriz en brazos de lo tanto que se carcajeó, y al otro día los críticos la defenestraron. Y bueh, en verdad tenían razón. Y eso que estaban en guerra.
Para peor, la ya desvariada Florence en grado 3 de la sífilis había pensado que los aplausos eran para su voz, en serio. Solo 5 días después de su debut y despedida tuvo un ataque cardíaco y murió un mes después en su suite del Hotel Seymour. La teoría es que su enfermedad tenía que ver con su incapacidad de notar que desafinaba, ya que la sífilis es una enfermedad neurológica progresiva. Además, produce demencia. Lo peor es que la pobre Florence era feliz en su mundo. Para suerte o desgracia del mundo, Florence grabó a su propio costo 5 discos 78 con 11 arias y canciones. De sus mejores (ouch) obras según ella.
En este caso esa frase es de ella, realmente. Donde está el límite entre el valor y la locura? Probablemente en si lo que hacés te sale bien o mal. Cínico yo? Por favor. Y eso que canto mejor que Florence, todos me lo dicen. Incluyendo nuestro asesor Remera Negra con quien hemos compartido estos deleites musicales. Uno le hizo saber al otro que Florence existía, creo que fue él el que mató mi inocencia timpánica. Y jamás se lo he perdonado.
En 2016 se hizo una película “Florence Foster Jenkins” protagonizada por Meryl Streep, que le valió a Meryl (otra) nominación al Oscar. Hubo y hay varios musicales y obras de teatro inspiradas en la vida de Florence. Pero no es un papel muy popular porque cantar mal bien, es muy difícil y además te podés arruinar la voz para toda la vida.
Creemos haber llegado al pináculo de lo bizarro. Pero seguramente no porque la vida no es ni una tragedia ni una comedia. Es una ópera bufa. Si se paraban en una esquina en marzo de 2019 en cualquier lugar del mundo y empezaban a gritar “Va a haber una pandemia en un año con cientos de miles de muertos y todos vamos a andar con barbijos”, terminaban en el bobero seguro.
Le damos la bienvenida al grupo a Gabriel “el apellido imposible” S, popularmente Gabo. Un genio, un verdadero filósofo (siglos XX y XXI) de la vida. Y chabón culto. En serio. Que además cumplió años el miércoles. Que llegues al XXII, titán.
¿Cómo se hicieron las 23:30???????????????
Recordándoles que se cuiden, que ya falta menos, les entregamos bizarramente “Queen of the Night” de la obra La Flauta Mágica de Wolgang Mozart por Florence Foster Jenkins.
Esperamos que lo soporten.
Peace. Flat. Out.
WEG
En 2016 se hizo una película “Florence Foster Jenkins” protagonizada por Meryl Streep, que le valió a Meryl (otra) nominación al Oscar. Hubo y hay varios musicales y obras de teatro inspiradas en la vida de Florence. Pero no es un papel muy popular porque cantar mal bien, es muy difícil y además te podés arruinar la voz para toda la vida.
Creemos haber llegado al pináculo de lo bizarro. Pero seguramente no porque la vida no es ni una tragedia ni una comedia. Es una ópera bufa. Si se paraban en una esquina en marzo de 2019 en cualquier lugar del mundo y empezaban a gritar “Va a haber una pandemia en un año con cientos de miles de muertos y todos vamos a andar con barbijos”, terminaban en el bobero seguro.
Le damos la bienvenida al grupo a Gabriel “el apellido imposible” S, popularmente Gabo. Un genio, un verdadero filósofo (siglos XX y XXI) de la vida. Y chabón culto. En serio. Que además cumplió años el miércoles. Que llegues al XXII, titán.
¿Cómo se hicieron las 23:30???????????????
Recordándoles que se cuiden, que ya falta menos, les entregamos bizarramente “Queen of the Night” de la obra La Flauta Mágica de Wolgang Mozart por Florence Foster Jenkins.
Esperamos que lo soporten.
Peace. Flat. Out.
WEG