Viernes 17 de Mayo de 2013
Tema: Te quise, te quiero y te querré Artista: Manolo Galván
Y venía un viernes
folklórico, pero un fallecimiento nos ha cambiado los planes. Se ha ido un
protagonista importante de la década del 70 y subsiguientes, un flaco de mirada
penetrante, y porte marcial.
Manolo Galván era cultor de una forma de canto que incluía un acento indescifrable aunque era nacido en Alicante. Ese era un truco?, estilo?, gimmick? bastante usado en esas épocas como hacía el también mítico Luisito Aguilé. Epoca de temas románticos, también era época de mayor honestidad en la música. Como me dijo una vez un experto en equipos de música “Un ecualizador es simplemente un distorsionador”. O sea, al grabar hoy en día el estudio ya ecualiza, es decir cambia los tonos de las notas según lo que piensa el estudio que debería ser. Un cantante puede desafinar horriblemente, y lo arreglan digitalmente. Luego, lo pasamos a un equipo que también tiene “digitalización automática”. Es decir otra computadora que distorsiona según lo que, en el mejor de los casos, le dijimos nosotros y en la mayoría de los casos es el default que ni cambiamos, ni sabemos cambiar, ni nos interesa cambiar. La distancia entre escuchar en vivo, y escuchar bits y bites cada día es mayor.
Por eso los Beatles en digital suenan tan mal. La música de esa época hay que oírla con el ruido de fondo, sin mucho detalle de las notas. Era así, es como los discos de pasta que cada día suenan mejor. Al escuchar el tema recordar que eran los instrumentos que había, y así se hacía música. Buena. Mala también, pero esa al menos era condenada a la entropía del tacho de basura y no quedaba girando en millones de discos rígidos. Volviendo al bueno de Manolo, ya en 2006 había abandonado su carrera profesional en parte por los problemas que le traía su adicción al tabaco. Radicado en Bella Vista, Argentina (¡) pasó acá sus últimos años, no tanto olvidado como retirado. Parafraseando un dicho popular, se fue cantando bajito…
Anécdota final: cuando Juan Carlos Calabró (el de las hijas) hacía su personaje “el contra”, un invitado fue Galván. Al cual obviamente confundió con otra persona. Al finalizar como siempre le pidió un autógrafo. Un “ofuscado” Manolo Galván le puso como dedicatoria: “Si a tu puerta toca un Diplodocus, déjalo pasar que quedan pocus”. El solo pensar que hoy en día un Wachiturro o cualquier cantante de salsamerengosatropciaculitoparriba sepa lo que era un Diplodocus nos exime de todo comentario.
Un grande, el cual nos en 1974 le decía a una ignota mujer Te quise, te quiero y te querré.
Peace. Love. Out.
WEG
Manolo Galván era cultor de una forma de canto que incluía un acento indescifrable aunque era nacido en Alicante. Ese era un truco?, estilo?, gimmick? bastante usado en esas épocas como hacía el también mítico Luisito Aguilé. Epoca de temas románticos, también era época de mayor honestidad en la música. Como me dijo una vez un experto en equipos de música “Un ecualizador es simplemente un distorsionador”. O sea, al grabar hoy en día el estudio ya ecualiza, es decir cambia los tonos de las notas según lo que piensa el estudio que debería ser. Un cantante puede desafinar horriblemente, y lo arreglan digitalmente. Luego, lo pasamos a un equipo que también tiene “digitalización automática”. Es decir otra computadora que distorsiona según lo que, en el mejor de los casos, le dijimos nosotros y en la mayoría de los casos es el default que ni cambiamos, ni sabemos cambiar, ni nos interesa cambiar. La distancia entre escuchar en vivo, y escuchar bits y bites cada día es mayor.
Por eso los Beatles en digital suenan tan mal. La música de esa época hay que oírla con el ruido de fondo, sin mucho detalle de las notas. Era así, es como los discos de pasta que cada día suenan mejor. Al escuchar el tema recordar que eran los instrumentos que había, y así se hacía música. Buena. Mala también, pero esa al menos era condenada a la entropía del tacho de basura y no quedaba girando en millones de discos rígidos. Volviendo al bueno de Manolo, ya en 2006 había abandonado su carrera profesional en parte por los problemas que le traía su adicción al tabaco. Radicado en Bella Vista, Argentina (¡) pasó acá sus últimos años, no tanto olvidado como retirado. Parafraseando un dicho popular, se fue cantando bajito…
Anécdota final: cuando Juan Carlos Calabró (el de las hijas) hacía su personaje “el contra”, un invitado fue Galván. Al cual obviamente confundió con otra persona. Al finalizar como siempre le pidió un autógrafo. Un “ofuscado” Manolo Galván le puso como dedicatoria: “Si a tu puerta toca un Diplodocus, déjalo pasar que quedan pocus”. El solo pensar que hoy en día un Wachiturro o cualquier cantante de salsamerengosatropciaculitoparriba sepa lo que era un Diplodocus nos exime de todo comentario.
Un grande, el cual nos en 1974 le decía a una ignota mujer Te quise, te quiero y te querré.
Peace. Love. Out.
WEG